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“Johnson es John Mattews (Dwayne Johnson), un hombre de negocios duramente golpeado cuando su hijo es atrapado por error en una redada anti-drogas y amenazado con pasar de 10 a 30 años den una prisión federal. Un desesperado Matthews hace un trato con la políticamente ambiciosa fiscal (Susan Sarandon) e infiltra una operación de un violento capo de la droga (Michael K. Williams) con la ayuda de un ex-convicto (Jon Bernthal). Cuando su inexperiencia como soplón expone a una importante figura en el trafico Mexicano (Benjamin Bratt), las reglas cambian y lo que era ya peligroso se vuelve mortal.”

Tal vez la mejor secuencia que ejemplifique la diferente propuesta de esta película con respecto a otras en el género de acción transcurre dentro de una tienda de armas. El protagonista se siente desorientado ante la masiva oferta desplegada en las paredes. El tono es sombrío y sobrecogedor, dándole a la decisión la importancia ausente en otros “shoot-them-up”, donde parece que los personajes nacieron con un arma pegada a la mano.

Lejos de otros proyectos de The Rock como Faster o Fast Five, Snitch se asemeja más a thrillers como Training Day o End of Watch: El riesgo y los personajes se sienten reales y la violencia se presenta como un mal necesario que los chicos buenos se ven forzados a adoptar. John Matthews es un padre de familia común y corriente, sin un pasado en fuerzas especiales u artes marciales que lo hagan “el hombre para el trabajo”.

Uno de los principales aciertos de la película es convencernos de que esa montaña de músculos es alguien normal y vulnerable, tanto mental como físicamente. En vez de tomas glorificantes de su figura lo vemos sucumbir ante una golpiza luego de su primer intento heroico. Pero nada de esto funcionaría si no fuese que Dwayne Johnson cuelga su “The Rock” en el armario y regala una actuación sofisticada y emotiva. Posiblemente la mejor hasta el momento.

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Pero no está solo, Jon Bernthal demuestra que lo que hizo en The Walking Dead con Shane -un complejo antagonista que se ganó el corazón de los fans- no fue casualidad. Con la misma fuerza emocional hace el papel de Daniel, un ex-convicto que intenta hacer lo correcto para su familia. No es el ayudante que se acopla automáticamente al protagonista, por el contrario, en más de una ocasión lo enfrenta para velar por sus propios intereses.

Es interesante cómo se maneja el vínculo padre he hijo. El personaje de Johnson debe actuar para protegerlo y el de Bernthal tendría que mantenerse al margen para salvaguardar el suyo propio. Ambos ponen en riesgo también a sus respectivas parejas por las decisiones que toman. Hasta “El Topo”, líder de un Cartel Mexicano, es humanizado mostrándolo como un padre responsable antes que como un caricaturesco villano.

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El principal antagonista de esta historia es el actual sistema legal Estadounidense. El filme funciona como una denuncia a las abusivas penas que impone sobre muchos jóvenes que, como el hijo del héroe aquí, arriesgan pasarse buena parte de su vida tras las rejas si son acusados por otros de distribuir drogas.

La acción , en cuanto a balazos y persecuciones se refiere, es poca. Pero el drama y la tensión son tan eficientes que nos hundimos junto al protagonista en esta peligrosa espiral. Proporcional al interés que despierta en nosotros, es el grado de peligro al que la trama lo va sometiendo.

Tiene menos ruido y flashes para los sentidos, pero se siente mucho más que otros “action flicks”.

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El Mensajero (nombre en España) dirigida y co-escrita por Ric Roman Waugh se estrenó el 22 de Febrero en Estados Unidos.