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En vez de ser un reinicio o precuela como las recientes presentaciones de Leatherface, Texas Chainsaw 3D es una secuela directa de la cinta original de 1974 que ignora el resto de la franquicia. La protagonista es Heather (Alexandra Daddario), la cual junto a sus amigos (interpretados por Tania Raymonde y Trey Songz) se dirige al Estado del título luego de heredar una casa de forma sorpresiva.

Como siempre el 3D es más notorio en los primeros cinco minutos, hasta que el ojo se adapta al truco óptico. Por eso resulta fantástica la presentación de los créditos: Una mezcla de escenas con los asesinatos de la primer película remasterizados para la nueva dimensión. Algo que impresiona en lo técnico y sirve para ponernos en ambiente, dejándonos los pelos de punta.

El salto a la época actual nos lleva a un terreno más familiar. Luego de The Cabin in the Woods (La Cabaña en el Bosque) resulta difícil ignorar los clichés caminantes del género slasher y horror juvenil: La chica recatada pero fuerte que tiene una conexión con el villano, la muchacha sexy y precoz, el novio atlético, etc. Estos elementos iniciales son un adelanto de los lugares comunes en los que la historia irá cayendo hasta antes del final, donde recién propone algo fresco.

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Hablando de frescura, se diferencia de los recientes remakes al abandonar el filtro verdoso y la atmósfera enfermiza. En vez sumergirnos en ambientes putrefactos y retorcidos donde podemos hasta oler el mal olor, se opta por algo más colorido y menos deprimentemente “real”. Aún cuando vemos a una persona ser colgada de un gancho y cortada al medio con (¡alerta de spoilers!) una motosierra, no se siente como “tortura pornográfica”. Más que sadismo nauseabundo es entretenimiento sangriento.

La vieja y simple oscuridad es bien explotada haciendo de los pasillos de esta mansión una efectiva casa de los espantos. En este terreno Leatherface es una presencia sumamente amenazante, haciéndonos saltar de la butaca al sorprender repentinamente a sus víctimas. Es cierto que con este psicópata podemos empatizar más porque es más humano y vulnerable que Freddy Krueger o Jason. Pero si en algún momento deseamos que tenga éxito en su matanza es porque nos resulta molesta la carne de cañón, perdón, los “chicos buenos”.

En la proyección se sintió la tensión y los sobresaltos. Pero también muchas carcajadas, en su mayoría productos no intencionales del filme. Hay secuencias que evidentemente rozan con la parodia, como cuando un policía se adentra en la guarida del maniático mientras sus superiores lo dirigen y ven lo que descubre con la cámara de su teléfono móvil. Sea programado o no, lo cierto es que resulta divertido.

La falta de desnudez, un ingrediente clásico, es síntoma de la seguridad en la que todo se desarrolla. Este es un producto diseñado como vehículo para sus jóvenes intérpretes (entre ellos el hijo de Clint, Scott Eastwood) y para continuar sacándole jugo en el futuro al legendario cara de cuero. ¿Vale la pena pagar el dinero extra de una función en 3D? No. Pero sí es una buena opción para verla en casa con amigos, para asustarse de lo bueno y reírse de lo malo.

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La Matanza de Texas 3D se estrenó el 4 de Enero en Estados Unidos.