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“El despiadado Mickey Cohen (Sean Penn), rey de la mafia nacido en Brooklyn, dirige el show en Los Angeles, obteniendo las ganancias ilegales de las drogas, las armas, las prostitutas y, si logra lo que quiere, cada apuesta que se lleve a cabo al Oeste de Chicago. Y lo hace todo con la protección no sólo de sus propios matones a sueldo, sino también de la policía, los jueces y los políticos que están bajo su control. Mickey puede intimidar a todos, excepto al grupo secreto de vigilantes liderados por el sargento O´Mara (Josh Brolin) y Wooters (Ryan Gosling) creado para derribar su imperio.”

Cuando Gangster Squad fue postergada para el 2013 debido a que una escena se asimilaba a la terrible tragedia de Aurora (Colorado) pensamos que por ese motivo lamentablemente perdería sus chances en la temporada de premios. Lo cierto es que pese a los pergaminos del elenco y la cuidada recreación de época, la película no cuenta con méritos suficientes, y probablemente hubiese sido ignorada de mantener su inicial fecha de estreno.

La película comienza muy bien, mostrando al mafioso de Penn con una cámara súper lenta que recuerda a Guy Ritchie o Zack Snyder. Brolin entra en escena como un justiciero furibundo, llenando la pantalla de testosterona. Este grado de impacto visual y visceral será igualado recién a la mitad del filme, en una espectacular secuencia de persecución, y en la confrontación final, donde nada ni nadie queda sano.

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Esa hora y pico que transcurre entre estos tres puntos altos transita en lo mediocre y por momentos lo llanamente malo. Las actuaciones son aceptables, destacándose Penn quien impregna de ferocidad un personaje que parece salido de la cinta Dick Tracy. Los actores tienen muy poco que hacer con los clichés andantes y los pobres diálogos que tiene que interpretar. Algunas de esas líneas se repiten demasiado, como cuando dos personajes le dicen lo mismo al de Brolin -“La guerra terminó, no eres un soldado”- en dos escenas consecutivas. Lo mismo con “¿Y éste quién demonios es?” y “¡Esa fue una terrible idea!”, cosas que fácilmente pudieron evitarse en el cuarto de edición.

El lema ‘Muestra en vez de decir’ fue ignorado ya que los personajes se pasan definiendo a sí mismos y entre sí en voz alta. Aún peor cuando expresan líneas fuera de lugar que carecen de sentido, como cuando Stone le dice dramáticamente “No me saques de esta ciudad ¡Sácame de esta vida!” a alguien con quien ella no tiene un vínculo significativo. O cuando la esposa de Brolin en la historia (la excelente Mireille Enos de The Killing) cambia su posición 180 grados, para mostrarse gustosa de participar en algo que vehementemente rechazaba momentos antes.

El desarrollo de personajes para la mayoría es mínimo. Siendo el de Stone uno de los más afectados ¿Quién es? ¿Por qué elige esa vida? ¿Por qué debemos verla como víctima en lugar de cómplice? Nadie sabe. Pero menos sabemos todavía qué hace aquí Michael Peña, además de aumentar la diversidad étnica. Las líneas del fantástico actor (quien se lució en End of Watch) caben en una servilleta. Lo vemos moverse de un lado para el otro y ser tratado como un incompetente “Mexican”, con supuestos fines cómicos. Otro ingrediente de calidad gourmet desperdiciado en algo “fast food”.

Estas deficiencias serían más fáciles de sobrellevar sí hubiesen perseguido un formato más irreverente y de novela gráfica. Ese efecto “300” o “Sherlock Holmes” que vemos en cuentagotas parecía indicar el camino correcto para una historia llena de lugares comunes y falta de sorpresas. El optar por lo dramático y “real”, hace que rechinen los personajes acartonados y las situaciones cursis.

Algunas buenas secuencias de acción y un romance de telenovela en una atmósfera “Noir” puede ser suficiente para algunos. Quienes esperen algo cercano al nivel de The Untouchables o LA Confidential quedarán fríos como el cadáver de un matón durmiendo con los peces.

Esta Fuerza Antigángster abre fuego el Viernes 11 de Enero (fecha de estreno en Estados Unidos).

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